El 1 de marzo no sólo comienza el período de sesiones ordinarias en el Concejo Deliberante de la capital. Inicia un año político en el que alperovichistas y amatistas se verán la cara, luego del portazo que pegó el intendente, Domingo Amaya, a la estructura del PJ. Si bien todavía el bloque del Frente para la Victoria sigue unificado, concejales de uno y otro bando aseguran que las diferencias se tornarán insalvables a medida que se acerque agosto. Porque, hasta ahora, el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur y el intendente de la capital decidieron competir por la gobernación en agosto.
Alperovichistas y amayistas analizan que, pese a que el gobernador, José Alperovich, les pidió a los concejales de su espacio que no aviven la interna en el Concejo, las diferencias se harán más visibles en el recinto de San Martín y Monteagudo.
Ocurre que en el cuerpo deliberativo municipal, la correlación de fuerzas es más pareja, a diferencia de lo que sucede en la Legislatura provincial, donde sólo hay 10 opositores de un total de 49 parlamentarios.
En el caso del Concejo capitalino hay mayor equilibrio en las bancas. De 18 concejales, 10 son alperovichistas (Ramón Santiago Cano, María Elena Cortalezzi, Ernesto Nagle, Ignacio Golobisky, Javier Morof, Luis Marcuzzi, José Ramos y Elsa Arias), cuatro responden a Amaya (José Franco, Christian Rodríguez, Eloy del Pino y Oscar Cano) y seis pertenecen a la oposición Claudio Viña (FR), Sandra Manzone (Coalición Cívica), José Luis Avignone (UCR), Roque Mendía (UCR), Roberto Ávila (PRO) y Esteban Dumit (massista).
Los operadores políticos de uno y otro sector coinciden en que el papel clave lo tendrá la oposición. “Los cinco opositores son quienes tendrán el poder de inclinar la balanza de un lado a otro a la hora de votar alguna ordenanza polémica. Este año, el protagonismo lo tendrán lellos”, razonó un edil peronista que pidió reserva de su nombre.
Desde el amayismo aseguran que cuentan con cuatro opositores que harían las veces de aliados. Desde el edificio de calle 9 de Julio y Lavalle descuentan que los ediles Ávila, Manzone, Avignone y Mendía los acompañarían cuando surja la necesidad de imponer el número. Sin embargo, el alperovichismo también contaría con un aliado, según lo afirma el sector que comulga con la Casa de Gobierno: el bussista Viña. Históricamente, el representante de Fuerza Republicana (FR) en el Concejo fue crítico de la gestión del intendente.
Con los cuatro opositores sumarían ocho voluntades dentro del recinto. Y si los alperovichistas adicionan a Viña en las votaciones se impondrían por un sufragio. Sin embargo, desde el amayismo afirman que cuentan con una estrategia para inclinar la balanza a su favor: sólo buscarían imponer una ordenanza cuando Amaya no se encuentre en la provincia. De esa manera, el alperovichismo perdería al concejal Ramón Cano, ya que este debe reemplazar al intendente cada vez que se ausente.
Aún se desconoce que postura adoptará el massista Dumit. Si acompañará al amayismo o al alperovichismo durante las votaciones.
La pelea territorial
Desde hace dos años, el alperovichismo puso en marcha una estrategia para “pescar” votos en terreno amayista. Comenzó a construir módulos habitacionales en los circuitos donde las huestes del intendente son casi infranqueables. Es el caso de los circuitos 20, 21 y 22 donde reinan los caciques amayistas Germán Alfaro y la legisladora Beatriz Ávila. Según lo aseguró un dirigente peronista con acceso al despacho de Alperovich esa táctica se potenciará durante el año electoral. De manera recurrente, grupos de punteros que responden a dirigentes alperovichistas recorren los barrios Villa Amalia, Villa Angelina y Capitán Viola ofreciendo la construcción de módulos habitacionales.
Desde los dos sectores del peronismo opinan que la “pesca” de voluntades se profundizará este año.